Cada noche, y día tras día, la Luna, nuestro satélite
natural, cambia de posición, pero también lo hace en su aspecto: unas veces una
parte muy fina iluminada, en otras la mitad iluminada y la otra mitad oscura,
y nos maravillamos cuando la vemos completamente. Esos cambios de aspecto se
deben al continuo movimiento de la Luna con respecto a la Tierra y al Sol. Se
diría que son cambios recíprocos entre el planeta, su satélite natural y la
estrella.
Si no vemos la Luna desde nuestra posición de observación se
dice que es fase de luna nueva (novilunio), y esto sucede porque la Luna se
sitúa entre el Sol y la Tierra, y así muestra su lado oscuro. Desde esta fase
se inicia el conteo de las fases.
Transcurrido siete días, nuestro satélite ha dado un cuarto
de vuelta mostrando media cara iluminada, y se dice que la fase es cuarto
creciente. La posición que presenta la Luna con respecto a la Tierra y el Sol
es de un ángulo de 90º.
Siete días después de esta última posición, la Luna se
alinea con nuestra estrella y nuestro planeta originando la Fase de luna llena
(plenilunio).
Una semana más y la Luna vuelve a tener un ángulo de 90º con
respecto a la Tierra y el Sol, y se encuentra en la fase de cuarto menguante.
Si el observador realiza un trabajo de medición día tras
día, se dará cuenta que el movimiento de nuestro satélite es retrógrado, es
decir, de oeste a este; por lo tanto, si la observación es a la misma hora
podrá determinar que cada día la Luna tendrá una posición de aproximadamente
15º con respecto a las estrellas, en otras palabras aparece y desaparece sesenta
minutos más tarde que el día anterior. Este tipo de observación permite también
distinguir entre la fase de creciente y de menguante.
Se ha determinado que nuestro satélite natural tiene un
período de revolución de 27 días, 7 horas, 43 minutos y 11 segundos y es lo que
corresponde al mes sideral (cuando se mide con respecto a las estrellas); pero
si se trata del mes sinódico (intervalo de tiempo entre dos fases iguales) el
tiempo es de 29 días, 12 horas y 44 minutos.
Los eclipses lunares
Para que se origine un eclipse lunar, deben suceder varios
factores. Uno, que la Tierra se interponga entre la Luna y el Sol; dos, que la
Luna se encuentre cerca de un nodo (un nodo es el que corresponde a los dos
puntos en los que la órbita lunar corta el plano con la eclíptica). Es bueno
aclarar que los planos de las órbitas de la Luna y de la Tierra no coinciden,
sino que entre esos planos existe una inclinación de 5º. Si esos planos
coincidieran entonces se sucedería un eclipse cada dos semanas. Y tres, que se
esté en la fase de luna llena. Desde la antigüedad se han calculado los
eclipses lunares, y bien conocido es el llamado período de Saros.
Los eclipses lunares son más fáciles de observar que un
eclipse solar, ya que son visibles prácticamente en la mitad del hemisferio
terrestre no iluminado por el Sol. Duran varias horas entre sus transiciones de
sombra y penumbra.
Ver la infografía de AstroShop.es
Los eclipses lunares de 2014 y 2015
Para este período, los eclipses han recibido la denominación de tétrada, ya que se darán 4
eclipses cada 6 meses, contados a partir del 15 de abril de 2014. Se tendrá el otro
el 8 de octubre de 2014, luego el 4 de abril de 2015 y otro el 28 de septiembre
de 2015. Así que debemos estar pendientes de esta tétrada de lunas rojas (ver
escala de Danjon).
Para el eclipse lunar del 8 de octubre de 2014, las zonas de la Tierra que podrán observar este fenómeno astronómico son las siguientes:
Maturín y el eclipse del 8 de octubre de 2014
La fase de la totalidad de este eclipse lunar no será
visible en Maturín, pero es posible apreciar un eclipse lunar parcial. Sólo hay
que levantarse temprano.
Si quieres saber más sobre las fases y eclipses, visita los
siguientes link:
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